Como sostiene Foulcault en “Historia de la locura en la época clásica”, “el loco” es el heredero del lugar marginal a lo largo de los tiempos: el sifilítico, el leproso, el tuberculoso, el delincuente; en la actualidad, podríamos pensar el potador de HIV; produciéndose una reiterada segregación, antaño en un acto real en La Nave de los Locos, y en estos tiempos de las formas más sofisticadas simbólico-imaginarias posibles.
Los “locos” o diagnosticados como tales, ubicados en la línea de los perdedores son marginados de la sociedad, restándoles como únicos lugares de circulación y producción los talleres protegidos, donde pueden desarrollar actividades productivas a cambio de una pequeña remuneración, el hospital de día, y demás actividades para pacientes psiquiátricos. En estos escasos lugares de pertenencia, reservados para los pacientes psicóticos, las histéricas, víctimas de diagnósticos erróneos, circulan laboral y socialmente, constituyéndose en una más entre ellos.
Nota "El Psitio", Diagnostico Diferencial, 23.06.2006
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